Publicada en Fronterad Revista Digital
La vida está envuelta por las luces y las sombras de la imaginación. Somos seres imaginativos y lo imaginario es un atributo esencial del estar en el espacio de la vida. De ahí que la obra de Greta Chicheri (A Coruña, 1982) sea para cualquier observador un alarde fabuloso de invención cromática. Cada uno de los cuadros de Arborescent, la exposición que nos presenta la galería madrileña Utopia Parkway, está insuflado por el aura imaginario de una naturaleza reinventada para salvaguardar una parcela de boscosidad ante la hecatombe planetaria. Las islas de Greta Chicheri, encarnadas en palmerales quiméricos son una certidumbre de lo que fue, la encarnación de los entrecruzamientos divinos y la saga mortal de los aventureros peregrinos nómadas emigrantes de la historia postvolcánica. Por ello, la artista es una superviviente, una soñadora cuyos orígenes remotos provienen de un mismo latido que permanece en el tiempo breve de las culturas humanas.